sábado, 11 de abril de 2015

Este momento

Es el sábado de una semana agitada. Empecé a trabajar, a viajar al centro todos los días, a cumplir un horario, a tratar con gente que no había visto antes, a convivir con ellos en el mismo espacio. Quizás me apresuro al sacar conclusiones hoy sábado (porque la semana suele cerrarse el domingo) pero siento la necesidad de hacerlo ahora, especialmente porque no quiero olvidar nada de lo que está dando vueltas por mi cabeza.
Lo más leve y no por eso menos importante es que aún viajando en transporte público en horario pico, me divertí. Cómo que te divertiste Lucía? Que demonios es esa locura que estás diciendo? Si, juro que me divertí. Todos los días me reí al menos por algo y con alguien (desconocido, lo que definitivamente suma puntos). Los dos mejores fueron un hombre y su hijo con la capacidad de hacer cubos rubik a la velocidad de la luz, y no sólo el común que todos conocemos, sino unos con formas angulares y recortes desiguales y muchas caras y colores. Yo les pregunté si tenían algún superpoder, ellos dijeron que era fácil, sólo había que prestar atención y tener paciencia (me bajé segura de que igual no son seres de este planeta y deciden mantener su identidad oculta). El otro fue un señor al que accidentalmente aplasté al llenarse el tren, y al pedirle disculpas me dijo que no había problema, que había que ver lo positivo y era que el tren estaba lleno porque los que viajamos es porque tenemos trabajo o estudio. Los dos casos, por caminos bien diferentes, me hicieron bajar con una sonrisa y una reflexión. Viajar como el orto no es sólo por estar apretado, es por la energía que te rodea, es por el mensaje que te quedás del día, es por lo que vos quieras llevarte de ese viaje. Claro que esto lo digo después de una semana y no de un año, pero porque quiero dejar esta sensación plasmada en algo más físico que mis ideas, así no lo olvido. Porque creo que es humano olvidar, esta es mi herramienta para no hacerlo. No quiero nunca olvidarme el ejercicio para sentir placer en las cosas mundanas del día a día, de las que no puedo escapar entonces mejor amigarme.
Tanto la comunión entre padre e hijo, que seguramente ellos no se percatan de lo hermosos que se veían y todo el amor que emanaban (y la admiración que tenía ese nene por su papá!), como la humildad del hombre positivo cuasi aplastado, me hicieron pensar... y el señor tenía razón, de hecho yo misma estaba en ese tren porque empecé a trabajar esta semana; era un cuerpo más a los anteriores. No me quiero meter en cuestiones políticas o ideológicas, me quiero quedar en las emociones.  Me sentí feliz, me di cuenta en qué me había metido.
Hoy con mi mamá fuimos a una charla sobre Mindfulness, algo así como una técnica de concentración relacionada con la respiración. Nos dieron algo básico de teoría y ejercicios; lo principal radica en situarse en el momento actual; aparentemente la mente suele estar separada del cuerpo porque el cuerpo está en el presente, pero la mente está en el pasado o en el futuro; este bombardeo de ideas constante y malgaste de energías en qué hice o qué voy a hacer, revolviendo y volviendo a revolver. Nah ni se a qué se refiere... Anyway, la idea es que por ese momento te concentres en el ahora, a través de los sentidos. Resumo: muy, muy interesante. Relajante, diría.
Después caminamos, tomamos un café y charlamos, en castellano y en francés. Seguro ya todas sus amigas lo saben. Se que mi mamá extraña hablar en francés porque así lo hacía con mi abuela; a mi no es algo que me resulte natural, pero el esfuerzo vale su alegría. 
Y qué tiene que ver el tren, el trabajo, la respiración y mi mamá? Aunque parezca un chiste de gallegos tienen que ver en que hoy, sábado, se cumplen un montón de días seguidos que estoy contenta, tantos que perdí la cuenta. En una época solía saber cuándo fue el último día que lloré, ahora ya no se ni cuándo lloré por última vez ni cuando reí por primera.
Y tienen que ver, sobre todo, porque quise escribir sobre todas estas cosas, porque quizás pueda inspirar a alguien que me lea, y que todavía no sepa cómo generar su propia sonrisa.
La felicidad es un ejercicio y es egoísta, y con esto quiero decir que tu felicidad depende sólo de vos, sos el único responsable y nadie más debería validarlo. Ojalá yo al menos pueda aportar un granito de arena, así eso me hace feliz a mi también.


No hay comentarios:

Publicar un comentario